Nota de los editores
ENCIENDO EL TELEVISOR. Antes de que termine el corte publicitario, recibo al menos media docena de exhortaciones dirigidas a un mismo fin: ser yo, ser yo mismo, en definitiva: ser alguien y no otro. Me lo sugieren grandes empresarios del calzado deportivo, del sector del automóvil, de la seductora industria del perfume. Pero ya llevo años persiguiéndome y, con sinceridad, me estoy cansando de correr, ¿no te pasa a ti? Cuantos más esfuerzos hago para llegar a ser yo, mayor es la nada con la que me topo. Diría que, más que ser yo, a lo sumo consigo representarme a mí mismo de modo que todo siga girando. Y para acompañar el giro escribo una nueva entrada en mi blog, completo mi perfil de Facebook, añado alguna tontería en mi Twitter, compro un nuevo detalle para la decoración de mi apartamento, continúo con la personalización de mi coche, sigo buscando editor para mis relatos, vuelvo a tatuarme. Y sin embargo...
Los grandes empresarios del calzado deportivo, del sector del automóvil y de la seductora industria del perfume se reúnen hoy de nuevo con los más acreditados publicistas y, entre logros, apuntalan la tonta y cruel fe en un yo que continúa afilando nuestra doliente inconsistencia. Y en ocasiones, se me ocurre pensar, de forma trágica.
EL JUEGO DEL OTRO
(Paul Auster Enrique Vila-Matas
Jean Echenoz Barry Gifford Paul Klee Sophie Calle)